Universo noviembre-diciembre 2020

45 NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2020 ASTROBIOLOGÍA contacto (activo o pasivo, no importa) con una civilización similar de un planeta muy le- jano. La respuesta es obvia: entender si están solos en su galaxia y en el Universo. Aunque los humanos habitamos este maravilloso pla- neta en compañía de alrededor de 9 millo- nes de otras especies vivientes (de las cuales solo el 14% están identificadas), nos senti- mos solos como si fuéramos un solo orga- nismo separado de todos los demás. Des- cubrir alrededor de otra estrella a alguien más parecido a nosotros que otros animales y plantas terrestres debería mitigar nuestra sensación de soledad, además de tener fuer- tes implicaciones de carácter científico, filo- sófico y religioso. Basado en el principio de mediocridad (dis- cutido en el número de julio-agosto), este sentimiento debería ser típico de todas las civilizaciones tecnológicas, o al menos de aquellas que intentan el contacto. Por tanto, dadas las insuperables dificultades de una conversación interestelar y considerando que el propósito principal debe ser estar seguro de la existencia del otro, el contenido del mensaje enviado o esperado podría ser el equivalente a un simple “no estás solo” o “nosotros también estamos allí”. Más que cualquier otra cosa, debería ser un acto al- truista de una civilización hacia otra civiliza- ción, cuya existencia el emisor del mensaje intuyó analizando una atmósfera planetaria. Dado que aún no podemos dejar que los demás sepan que no están solos, solo tene- mos que buscar mensajes de ese tipo que lle- guen a la Tierra, esperando que se puedan recibir con nuestros instrumentos. Si fueran enviados con tecnologías más avanzadas que las nuestras, podrían pasar desapercibidos o desatendidos. Nuestras propias tecnologías no van en la dirección de la simplicidad que sería deseable para un intento de contacto exitoso. Por lo tanto, ¿no es quizás más ra- zonable suponer que quienes deciden enviar un mensaje al espacio lo hacen en esa parte del espectro electromagnético que es esen- cial para que la vida inteligente tenga una conciencia básica del universo mismo? Obviamente nos referimos a la luz visible a nuestros ojos y a los ojos de otros animales más evolucionados, la que generalmente ocupa el rango de 400-700 nanómetros en el espectro electromagnético. Es difícil imagi- nar formas de vida que miran a las estrellas, UNIVERSO E n la página anterior, el cé- lebre mensaje de Arecibo enviado a seres desconoci- dos el 16 de no- viembre de 1974. Su contenido es excesivamente antropocéntrico e infantil. Después de esa ingenua empresa, se en- viaron otros treinta mensajes con otras antenas a estrellas indivi- duales. Uno de ellos, el Mensaje de Altair (Morimo- to − Hirabayashi), ya ha llegado a su destino. El resto llegará a diferen- tes estrellas entre 2022 y 2450. U na hipotética curva de luz de una estrella a la que se ha aña- dido una señal ar- tificial, aquí representada por picos cortos que emergen de la dispersión de las medidas. En un escenario real, la intensidad y du- ración de los picos, así como los intervalos que los separan, po- drían esconder un mensaje ajeno.

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