Universo noviembre-diciembre 2017

NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2017 U na escena ima- ginaria en la que un gran plane- tesimal está cre- ciendo barriendo objetos más pe- queños que cru- zan su órbita. yores de 1 Km (para un total de menos de una milésima de la masa de la Tierra), cuyas órbi- tas se encuentran normalmente entre Marte y Júpiter. En el siglo diecinueve, cuando los as- trónomos se dieron cuenta por primera vez de que estos objetos descubiertos eran parte de una población real (unos 460 fueron des- cubiertos antes de 1900), se presentaron las primeras hipótesis para explicar su existencia. Había esencialmente dos corrientes de pen- samiento: los asteroides (así llamados por- que parecían estrellas, del griego aste- roeid ē s) podrían ser los restos de un planeta destruido, o los bloques de construcción de un planeta nunca formado. La primera teoría fue avanzada por Heinrich Wilhelm Ol- bers después de que descubriera el segundo (Pallas, en 1802) y el cuarto (Vesta, en 1807) en el cintu- rón principal. Olbers predijo la exis- tencia de muchos otros fragmentos de un hipotético planeta destruido (llamado Phaeton). Cuando los des- cubrimientos de nuevos asteroides se multiplicaron, su teoría se vió refor- E n este gráfico de pastel que representa la masa total de los asteroides en el cinturón principal, se puede evaluar la importancia de los 12 asteroides más grandes en comparación con el resto. zada, y siguió siendo la teoría principal du- rante varias décadas. El tiempo pasó, y sin embargo, nadie pudo encontrar una razón válida que explicara porqué el supuesto pla- neta había terminado en pedazos. Los astró- nomos comenzaron así a dar más crédito a la teoría de un planeta abortado, cuya forma- UNIVERSO

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