Universo marzo-abril 2020

54 los píxeles de una imagen creada a partir de las cargas eléctricas acumuladas por un circuito in- tegrado! La posibilidad de rivalizar con los astrónomos profesionales, al menos en términos de imáge- nes, era real pero efímera porque en ese período la brecha entre los dos mundos se volvió irrever- siblemente irrecuperable. Aunque muchos años después (en nuestro presente) la “Ciencia Ciuda- dana” habría acercado a los aficionados y profe- sionales, el papel de los primeros sería marginal en el descubrimiento de nuevos objetos celestes y el estudio de los ya conocidos. La “cultura” de aparecer Las revistas de astronomía se han beneficiado significativamente del éxito de la astrofotogra- fía CCD. Llenar las páginas se volvió muy fácil y sin coste; era suficiente con satisfacer la vanidad de los autores de las imágenes. Además, para vender más cámaras CCD, los fabricantes y mi- noristas compraron nuevos espacios publicita- rios en esas mismas revistas. Incluso, en 1994 se creó una revista ad hoc para la población de as- trofotógrafos digitales. Aún así, sólo duró 2-3 años, como la “carrera” de muchos propietarios de CCD que entraron en el mundo de la astro- nomía amateur en esos años. Hacer que los lectores sean protagonistas al de- dicar más y más espacios a sus imágenes, las téc- nicas utilizadas para obtenerlas y las cámaras CCD que ofrece el mercado podrían parecer una estrategia ganadora. En realidad, este fue el pri- mer paso hacia el final de las revistas de astro- nomía tradicionales. Los lectores históricos, los aficionados y acos- tumbrados a contenidos de cierto nivel, se reco- nocían cada vez menos en esas revistas, que en cambio comenzaron a atraer nuevas generacio- nes de lectores ocasionales, a menudo interesa- dos en comprar sólo los lanzamientos que conte- nían sus imágenes y sus nombres. Mientras los editores se regodeaban, aprove- chando el deseo de autopromoción de una par- te de sus lectores, una amenaza infinitamente más letal (también esta subestimada) estaba emergiendo en el horizonte: Internet. En la se- gunda mitad de los 90, este instrumento revo- lucionario atrajo irresistiblemente a astrónomos aficionados (y no solo a ellos). UNIVERSO

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