Universo marzo-abril 2019

MARZO-ABRIL 2019 nuestro conocimiento de la evo- lución estelar. El tiempo que tarda una protoestrella en contraerse desde una nube de gas interestelar y alcanzar la llamada “secuencia princi- pal” es inversamente pro- porcional a su masa. Para estrellas similares al Sol, este período se extiende a unos 10 millones de años y termina antes de que los planetas se formen por com- pleto. Para las estrellas de masas más pequeñas, como las enanas rojas, los tiempos pueden extenderse hasta varios cientos de millones de años. Los planetas que están orbitando alre- dedor de esta última, en la futura zona habitable, experimentarán un efecto invernadero prolongado, debido al mayor tamaño inicial de su estrella. El agua presente en las estratosferas planeta- rias será fotodisociada en hidrógeno y oxí- geno, el primero se dispersará en el espacio debido a su ligereza y el segundo se acumu- lará en toda la atmósfera. Si este proceso fuera la regla (el tema aún está en discu- sión), el número de planetas compatibles con el proyecto Génesis sería muy alto. Se ! E sta infografía muestra con notable claridad las etapas funda- mentales de la ge- ología y la biolo- gía, destacando eventos de gran importancia para la evolución de la biosfera. A la iz- quierda, Claudio Gros, el promotor del proyecto Géne- sis. [Institut für Theoretische Physik, Goethe- Universität] estima que puede haber un planeta habita- ble cada 5 enanas rojas, y que estas estrellas representan el 85% de la población estelar de toda la galaxia. Por lo tanto, pueden existir decenas de millones de planetas “fertilizables”, algunos de los cuales están a pocos años luz de la Tierra. Todo esto es positivo para Gros, pero no para aquellos que confían precisamente en los sistemas planetarios de las enanas rojas para descubrir los primeros rastros de la vida extraterrestre, en forma de biomarca- dores, entre los cuales el oxígeno parece ser el más interesante. Pero también para el proyecto Génesis, hay malas noticias. Un estudio realizado recien- temente por Abraham Loeb y Manasvi Lin- gam (Universidad de Harvard) muestra que los planetas de las enanas rojas podrían no recibir suficiente radiación de sus estrellas para permitir la fotosíntesis: el flujo de ra- yos UV sería insuficiente para mantener una biosfera similar a la de la Tierra. Tal vez, no es una coincidencia que el único planeta habitado que conocemos orbite al- rededor de una enana amarilla. UNIVERSO

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