Universo marzo-abril 2018
24 MARZO-ABRIL 2018 SISTEMA SOLAR rápido, y el Sol continuó su camino alrededor del centro de la galaxia. Que la explosión de una supernova realmente desencadenase el nacimiento del Sistema Solar no es una verdad establecida. De hecho, aunque ese mecanismo es efectivo para desestabilizar una nube de material interestelar, y es cier- tamente el mecanismo más extendido en nuestra galaxia, no es el único modelo para impulsar la formación de nuevas estrellas. Además, en el caso específico de nuestro sis- tema solar, el nacimiento debido a una su- pernova es cuestionable debido a una pe- culiaridad específica: la anómala abundancia inicial de dos radioisótopos específicos, alu- minio-26 ( 26 Al) y hierro-60 ( 60 Fe). Estos dos elementos están ampliamente distribuidos en la galaxia en un promedio constante con respecto a sus formas estables, 27 Al y 56 Fe, y las explosiones de supernova son útiles para mantener las proporciones constantes, mien- tras vierten estos radioisótopos, junto con muchos otros elementos, al espacio interes- telar. Estos elementos, genéricamente llama- dos ‘metales’, terminan enriqueciendo las nubes de hidrógeno que están principal- mente dispersas en el disco galáctico. Siempre que nuevas estrellas y sistemas pla- netarios se forman bajo el impulso de una supernova, en una nube enriquecida con metales, heredan del espacio interestelar las proporciones medias de 26 Al/ 27 Al y 60 Fe/ 56 Fe típico de la galaxia. Cuando los dos radioisótopos se combinan con otros elementos para formar estructuras complejas, las relaciones con respecto a los isótopos estables en ese escenario específico comienzan a cambiar debido a su deterioro, que termina en la completa desaparición de los radioisótopos. El aluminio-26 tiene una vida media de alrededor de 700000 años, mientras que el hierro-60 tiene una vida media de aproximadamente 1,5 millones de años. Por lo tanto, la única manera que te- nemos de verificar su presencia y abundancia en el momento cero del Sistema Solar es me- UNIVERSO E sta imagen de parte de la Carina Nebula mues- tra en su centro una estrella Wolf-Rayet (WR 22) cuyos poderosos vientos están debilitando los gases que la rodean, hasta más de 2 parsecs. En algunos casos, las estrellas WR pueden barrer regiones de espacio mayor a 10 parsecs. [ESO]
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