Universo enero-febrero 2021

7 ENERO-FEBRERO 2021 ASTRO PUBLISHING UNIVERSO E lipse de aterrizaje del rover Per- severance en el cráter Jezero, en el piso plano del cráter, justo al este de un espectacular delta de un río antiguo. [ESA/DLR/FU Berlin/Emily Lakdawalla] del 78% (fenómeno nunca antes ob- servado en esa región), aislada de agentes externos y, sobre todo, ha- bitada por al menos 30 especies de microorganismos metabólicamente activos (bacterias y arqueas). Es muy poco probable que algo así pueda existir en Marte, ya que su superficie se volvió estéril miles de millones de años antes que el desierto de Ata- cama. Pero no se puede descartar que el subsuelo haya retenido evi- dencia del metabolismo de microor- ganismos que proliferaron durante la era Noé (hace entre 4,1 y 3,7 mil millones de años). Si es así, los bio- marcadores identificados por Azua- Bustos y sus colegas en la esmectita de Yungay pueden proporcionar una guía detallada sobre qué buscar con los rovers marcianos. En general, el descubrimiento reali- zado en el desierto de Atacama au- toriza cierto optimismo, pero la lo- calización tan restringida de los há- bitats de esos mismos microorganis- mos sugiere que la búsqueda de es- cenarios similares en Marte podría ser extremadamente larga y difícil. Según otro equipo de investigadores, coordinado por Carolina Gil-Lozano (Centro de Astrobiología, CSIC-INTA, Madrid), descubrir biomarcadores en las capas de esmectita marciana podría ser imposible. Este segundo equipo, que tiene miembros en co- mún con el primer equipo (bastan- te extraño, dadas las conclusiones opuestas de la investigación), realizó simulaciones con arcilla y aminoáci- dos para verificar la posible degrada- ción de material biológico en Marte. Si es cierto que los compuestos arci- llosos del subsuelo de ese planeta pueden haber incluido y protegido colonias de microorganismos, tam- bién es cierto que si esas arcillas han estado en contacto con fluidos áci- dos, es casi seguro que su capacidad para retener trazas de presencias vi- tales ha sido frustrada. De hecho, al- gunos estudios previos habían de- mostrado que en un pasado lejano la superficie de Marte estaba afectada por fluidos ácidos, probablemente aguas ricas en sustancias corrosivas y con alta salinidad, residuo de la eva- poración de mares primordiales. Ahora, los experimentos de labora- torio realizados por el equipo de Gil- Lozano, utilizando glicina (el más simple y penetrante de los 20 amino- ácidos ordinarios) incrustada en la arcilla como “ratón de laboratorio”, han demostrado que si esta matriz se expone a fluidos ácidos, el espacio entre capas se borra, convirtiéndolo en una sílice similar a un gel. Se reduce así el optimismo que auto- riza la primera investigación, como se adivina a partir de una declaración de Alberto Fairén (Centro de Astrobiolo- gía, CSIC-INTA, Madrid), segundo fir- mante de ambas investigaciones: «Cuando las arcillas se exponen a flui- dos ácidos, las capas colapsan y la ma- teria orgánica no se puede conservar. Nuestros resultados explican por qué la búsqueda de compuestos orgáni- cos en Marte es tan difícil» . !

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