Universo enero-febrero 2019

10 ENERO-FEBRERO 2019 Estos datos se han integrado con datos igual de precisos recopilados con otros espectró- grafos de alta resolución, como HARPS y UVES de ESO, en Chile, y HARPS-N del Teles- copio Nacional Galileo, en las Islas Canarias. La combinación de nuevas mediciones con los conjuntos de datos de archivo mostró claramente una señal con una periodicidad de 233 días, y también reveló una modula- ción a largo plazo más débil. La periodicidad de 233 días se origina a par- tir de una variación en la velocidad radial de solo 1.2 m/s, un cambio que fácilmente po- dría ser producido por la actividad fotosfé- rica. Sin embargo, los investigadores están seguros al 99% de que pueden descartar esta hipótesis porque la Estrella de Barnard muestra un nivel extremadamente bajo de actividad magnética, un flujo de rayos X mí- nimo, una emisión imperceptible en H-alfa, y todos los índices de emisión cromosférica son despreciables. El monitoreo fotométrico y espectroscópico independiente ha indicado un período de rotación de la estrella de 140 ± 10 días, lo que lleva a excluir que la señal de 233 días esté relacionada de alguna manera con las estructuras de la superficie, tales como ines- peradas regiones activas de larga duración. El hecho de que la estrella tenga una edad de entre 6 y 11 mil millones de años tam- bién favorece una actividad magnética muy leve, incapaz de producir fenómenos persis- tentes durante décadas. Por todas estas razones, Ribas y sus colegas han llegado a la conclusión de que esta señal se explica más fácilmente si es producida por un compa- ñero planetario, con una masa mínima de 3,2 ma- sas terrestres, colocada en una órbita de baja ex- centricidad, con un se- mieje un poco mayor de 0,4 UA. Esta distan- cia, en el sistema de la Estrella de Barnard, co- rresponde aproxima- damente a la llamada "línea de nieve", don- de los elementos volá- tiles como el agua es- tán presentes en estado sólido. Un planeta que orbita en esta región so- lo recibiría un 2% de la energía que la Tierra reci- be del Sol, por lo tanto, la temperatura de la superfi- cie de Barnard’s Star b debe- ría estar entre -150 °C y -170 °C. Por lo tanto, ese planeta no es habitable para la vida tal como la conocemos, y no solo debido a las bajas temperaturas, posiblemen- te mitigadas por una atmósfera es- pesa. La masa también podría repre- sentar un obstáculo: el va- lor calculado de 3.2 masas te- rrestres debe considerarse como un límite mínimo, vá- lido para un planeta que, aunque no está en tránsito por delante y por detrás del disco, está muy cerca de la línea visual en los puntos de máximo acercamiento y má- xima distancia del observa- dor. A medida que aumenta la desviación de esta línea, el valor de la masa crece al mis- mo ritmo. En la configura- ción más favorable posible, Barnard’s Star b pesa un poco más que el triple de nuestro sta animación muestra las estrellas más cercanas al Sol y des- taca la posición de la Estrella de Barnard. [ESO/L. Calçada/ Vla- dimir Romanyuk (spaceengine.org ). Music: Astral Electronics] UNIVERSO

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